LA ESCOBA, Y EL TRAPO

Las religiones, representadas en este cuento.

Sucedió un día, que el amo de la casa, se fue. Para buscarse, una esposa. Y dio responsabilidades, de limpiar la casa, en su ausencia.

La escoba tenia el cargo de barrer.
Pero un día le cambió su actitud, y se quejó del gato.

Oye gato, cuando entras y sales, ensucias todo a tu paso, y eso, yo lo tengo que limpiar.
El gato justificándose le contestó.

Mi deber es perseguir a parásitos y roedores, para que no se puedan instalar y llenen de plagas toda la casa. La escoba, que no le justificaba, le sentenció: Pues de ahora en adelante, ya no limpiaré más, lo que tú ensucies. Después se dirigió, a donde había un gran armario y le ordenó: Armario, muévete más hacia allá, para que yo pueda limpiar mejor. El armario le dijo:
Siempre limpias sin necesidad de moverme.
La escoba también le amenazó.
Pues desde ahora, ya no te limpiaré más.
Después la escoba se encerró en su trastero, sin importarle la suciedad de los demás.
Un día estaba invadida por hormigas, cucarachas y mordida por los ratones. ¡Entonces se asustó muchísimo!
Pero no pudo salir debido a la mucha suciedad.
Así pasó encerrada por mucho Tiempo.
Un día notó que un trapo blanco, la estaba limpiando.
Y cuando reaccionó, vio que también, él había limpiado toda la casa.
La escoba sintió gran consuelo, y muy agradecida del trapo le confesó.
Antes, era yo quien limpiaba la casa.
Pero no quise aceptar que los demás también cumplían con su deber, y abandoné la limpieza.
Ahora gracias a ti, esta limpia otra vez. Cuando mi amo esta apunto de venir. Cuando estoy como una escoba inútil.
El trapo le dijo: Yo también como tú, soy para limpiar.
Y el amo, en su sabiduría me proveyó a mí, para ayuda tuya. Ahora si quieres, me ataré en tu mocho. Protegeré tus débiles escobillas, y haremos la limpieza unidos. Y así limpiaron en la casa, hasta el día en que llegó el dueño de ella.
Cuando el amo se acercó a la casa, se detuvo delante del gato. Este, pasó por delante de Él. Y restregándose entre sus piernas, mostraba su alegría, por la vuelta de su dueño. Y el amo le acarició sus lomos.
Después entro en la casa, y mirando al trapo, le dijo. Bien hecho buen trapo.
El trapo con reverencia, le confirmó. Un trapo inútil es lo que soy, y lo que debía de hacer es lo que hice.
La escoba miró a su dueño y muy avergonzada le dijo.
Perdóname mi amo, yo no soy digna de ser tu escoba.
El dueño la cogió con mucho cariño, y la recompuso de nuevo. Y le colocó los palmitos más hermosos, que tenia entre sus palmeras. Y ajustándoselos con cuerda nueva, le hizo mas fuerte aun su mocho.
Y luego se dirigió a todos los de la casa diciéndoles.

Desde ahora en adelante, ya no estéis preocupados más por nada. Porque mi esposa será, quien organizará todas las labores de la casa.
EN ESTA FÁBULA. La casa es el mundo. Israel es la escoba. El trapo son los cristianos.

El armario los árabes descendientes de Ismael. El gato los gobiernos. Y la esposa. Es, Jerusalén, la celestial y el Israel de Dios para toda su creación.

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