ENTRAR EN EL REINO

Un día después de un ayuno voluntario, oré al Señor muy encarecidamente para que me permitiese entrar en su Reino. El señor me mostró en un sueño un campo de baloncesto. Había gran multitud de personas dispuestas debido a una prueba para que las mas capacitadas que lo deseaban, pudieran entrar en el equipo.
Yo enseguida asocie al equipo con el Reino de Dios. Todos sus jugadores eran muy altos y las personas que estábamos allí éramos todos muy pequeños.
La prueba consistía en hacer una canasta desde fuera de su área pequeña. Pero la canasta era muy alta para todos nosotros muy difícil de encestar.
Ya todos los que había anteriores a mí hicieron la prueba. Pero ninguno pudo encestar. Ahora me tocaba a mí. Y todos tenían gran curiosidad por verme. Por que yo tenía la fama de tener mucha idea, y casi todos sabían algo de mí y tenían curiosidad.
Yo sabía que al igual que todos los que no habían podido encestar, yo tampoco podría. Y pensé en hacer algo diferente, para que pudiese llamar la atención y que el entrenador del equipo me permitiese formal parte del equipo. Entonces con mucha idea cogí la pelota me gire media vuelta y cuando estaba de espaldas a la canasta la lance. Todas las personas que había se quedaron muy sorprendidas y cuando vieron el lanzamiento fallar opinaban para sí: Talvez si hubiese tirado mirando hacia la canasta lo hubiese conseguido.
En ese momento el entrenador se dirigió a mí y me dijo: Tú tienes mucha idea. Pero tampoco as encestado. O el caso es que me quieres engañar a mí también.
Cuando yo hoy estas palabras comprendí que al contrario de ganarme su aprobación, estaba ganándome su desconfianza. Entonces me sentí muy triste y llorando le pedía perdón y le suplique que comprendiese que mis deseos por entrar en el equipo eran muy sinceros. Que por favor me diese otra oportunidad. Y le intente de convencer de como yo podría ser útil al equipo.
Y le dije mire yo tengo mucha idea y cuando tenga la pelota me agachare aun más para que los jugadores contrarios no me la puedan arrebatar si no es haciéndome faltas. Y además también tengo mucha fuerza y podré enviarles la pelota a los compañeros desde nuestro campo a la canasta contraria y así con sorpresa nuestros jugadores podrían encestar.
El entrenador compadecido me dijo: Si es que tienes esa fuerza toma y coge la pelota, y lánzala al tejado.
Yo cogí casi sin mirar lo que el entrenador me dio y rápidamente lo lance al tejado.
Pero lo que me había dado no era una pelota sino un cubo y dentro del cubo había una piedra blanca.
Cuando reflexione ya la había lanzado. Y esperaba que la piedra cayese del tejado pero se quedo allí.
Yo sabia para que servia la piedra blanca. Era la que sellaba a las personas que entraban en el reino. Y yo la tuve en mis manos y la había tirado
Apocalipsis 2:17 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré del maná escondido, y le daré también una piedrecilla blanca en la que está escrito un nombre nuevo que sólo conoce el que lo recibe.
Cuando desperté de mi sueño estaba completamente desconsolado. Y mi inquietud era solamente por poder coger aquella piedra blanca que yo suponía que se quedo en el tejado. Y después de mucho pedirle al Señor recordé esta gran promesa suya.
Mateo 18:19 "Además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo.
Entonces llegue asta la cama de mi mama que era muy creyente y rezaba mucho. Y le pedí que por favor orase conmigo al Señor para que yo pudiese recoger la piedra blanca que había perdido.
Mi madre muy intrigada me preguntaba. ¿Pero como es la piedra y donde la has perdido?
La pobre querría ayudarme a buscarla.
Pero yo no quería decirle que era parte de un sueño que había tenido, y en ese momento no sabio como explicarle todo esto.
Así fue que insistía para que orásemos juntos. Yo dirigí la oración de petición. Y los dos oremos para recuperar la piedra blanca.
Esa mañana me fui a un campo de mi padre a trabajar. Pero mi obsesión en todo momento, era obtener la respuesta de mis oraciones referente a la piedra.
Y estando con esta ocupación escuche la voz del Espíritu Santo que me dijo:
Antes solo pedías entrar en el reino, y ahora también quieres la piedra que sella a todos los que deben entrar. ¿Pero quien eres tú para decir los que deben o no entrar en el Reino? Cuando yo escuche estas palabras tan fuertes para mí. Caí de rodillas pidiendo perdón y compasión por mi gran ignorancia.
Después volví a escuchar la misma voz compadeciéndose de mí y me dijo: Tú diles a todos los que desean entrar en el Reino, que la piedra esta en el tejado. ¡Pero tú no eres quien para sellar o no sellar a los que van a entrar.

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